La Fachada del Absolutismo
Durante los siglos XVII y XVIII, vamos a ver una sociedad altamente dividida y jerarquizada, en cual se presenta una arquitectura como herramienta para mostrar magnificencia y a su vez ocultar una gran desigualdad. Citando a Romero: “El espectáculo del gran lujo, del gran poder, visto desde la acera, constituye ese tipo peculiar de sociedad brutalmente dualista, que llamaré barroca“.(Romero, p 151,2009) A largo y ancho de Paris vemos una arquitectura majestuosa, con palacios, plazas reales, grandes avenidas, jardines perfectamente diseñados, donde el principal objetivo de su comitente, el monarca, fue formar un lenguaje arquitectónico y urbano que representara al poder como orden, belleza, y armonía. Algunos ejemplos como la Place Vendôme, el Palacio de Luxemburgo, o el Palacio de Versalles, exhiben esta monumentalidad ordenada, donde sus fachadas clásicas, simétricas, con frontones, columnas y ejes, refuerzan una idea de control y armonía visual.
La ciudad se convierte en un teatro, y la arquitectura en su decorado, donde los que accedían a estos lujos y privilegios eran únicamente una minoría de la sociedad.En el barroco, la fachada no solo oculta, sino que afirma una estructura jerárquica. Se vuelve una herramienta de representación del poder soberano, dando una ilusión de orden y poder, incluso cuando lo que está detrás es vacío o contradictorio.
Esto nos lleva a reflexionar acerca de la otra cara del absolutismo, la que no esta reflejada, si no excluida de estos grandes espacios. Se trata de la clase trabajadora, cuyas viviendas estaban ubicadas en barrios marginales en las afueras, con calles estrechas, casas sin fachada decorativa, construidas con materiales precarios, muchas veces sin acceso directo a plazas ni ejes mayores. Por lo que esta realidad es completamente invisibilizada y queda afuera del espectáculo, lo cual nos lleva a preguntarnos, ¿Que tan real y magnifico es el mismo, siendo que gran parte de la población queda excluida?
Tal vez por eso se esforzaban tanto en querer mostrar esos lujos y magnificencia, para dejar en claro quien estaba subordinado a quien, y marcar aun mas esa desigualdad y diferienciacion tan característica. Romero describe esta dualidad urbana de la siguiente manera:“[… ] perdió homogeneidad y se dividió violentamente en dos ciudades: una de ricos y otra de pobres, una de privilegiados y otra de no privilegiados. Así, la ciudad gótica se transmutó en ciudad barroca“.(p. 160, 2009)
Las dos caras de una sociedad dividida









Calles estrechas, viviendas humildes y sin planeamiento.
Viviendas aristocráticas y palacios